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GESTIÓN. Fundó el despacho Abogados Marítimos Asociados.
LA PRENSA / Gabriel Rodríguez
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Amante de la filosofía, se inclina por leer publicaciones que aporten al pensamiento y se refieran a la conducta humana y al ser. Su centro es su familia y encuentra en su profesión una forma de llegar a más personas enseñándoles sobre la importancia del mar para la vida humana.
Observa desde su perspectiva profesional en el ramo de derecho marítimo que “Panamá debería ser un país logístico, es el centro del comercio marítimo, y no deberíamos perder esa oportunidad”.
Barrancos es abogada graduada de la Universidad de Panamá y estudió una maestría en el Instituto de Derecho Marítimo Internacional, instancia de la Organización Marítima Internacional (OMI) con sede en Malta.
Ha sido jueza suplente del Tribunal Marítimo de Panamá desde 2003, es presidenta de la Asociación Panameña de Derecho Marítimo y del Centro de Mediación y Arbitraje Marítimo de Panamá. Es fundadora del despacho Abogados Marítimos Asociados y se dedica al litigio de manera independiente.
La profesión
Barrancos ingresó a la carrera de manera casual, según comenta. Por los años de crisis previos a la invasión a Panamá, vio un anuncio en el periódico en el que la OMI convocaba a becas. Investigó, acudió a las entrevistas y resultó seleccionada entre los concursos que se realizaran en Panamá y en Londres.
Destaca que la experiencia de conocer sobre el alcance de la profesión en el amplio mundo marítimo afianzó su motivación por desarrollarse en este campo.
“El derecho marítimo es un mundo distinto a las demás ramas del derecho (...) y el abogado marítimo puede intervenir tanto en la parte pública como en la privada”, señala.
Indica que entre los casos más frecuentes abordados por la práctica privada se dan las demandas relacionadas con cargas que no llegan a sus destinos en las condiciones esperadas, demandas generalmente presentadas por el dueño de la carga.
Explica que estas demandas proceden de acuerdo a lo establecido en el contrato y a la ley aplicable, y pueden estar dirigidas “al barco, al fletador o al propietario”.
Otro caso cada vez más frecuente es con relación a daños y perjuicios a los marinos. También se atienden casos de deuda por incumplimiento del pago de suministros, o pago de hipotecas por parte del barco, por ejemplo.
La parte pública atiende el derecho del mar y situaciones que ocurrieran en aguas jurisdiccionales panameñas.
Gestiones
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PENSAMIENTO. Considera esencial orientar la educación hacia las ventajas comparativas del país.
LA PRENSA / Gabriel Rodríguez
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Barrancos señala que uno de sus objetivos centrales frente a la asociación que preside en la actualidad es enfocarse en la educación. Considera esencial que desde la escuela primaria los niños conozcan sobre los efectos de la contaminación de los mares.
Destaca como otro propósito a seguir durante su gestión la promoción de la creación de los tribunales de apelaciones marítimas. “Panamá no solo lleva un registro de naves, sino además atiende justicia marítima internacional. Contamos con tribunales marítimos especializados, legislación moderna, pero no contamos con tribunales especializados en apelaciones marítimas, y estamos esperando que se creen”, recalca.
Sobre el contexto nacional observa que “hemos evolucionado y hay muchas universidades”, además hay profesionales idóneos en el sector, sin embargo “debemos traer más profesores de afuera porque somos novatos en el tema de enseñanza de derecho marítimo”, advierte.
Realidad de la enseñanza
Encuentra que en Panamá hay buenos profesionales pero no todos enseñan, y el recurrir a profesionales foráneos permite que se transmita a los que se forman localmente “la experiencia que ellos ya han vivido en sus países, y por la que apenas Panamá está pasando”.
Recalca además que la universidad debe ir encaminada a integrar el idioma internacional marítimo que es el inglés, “no incluirlo en los programas es el principal obstáculo cuando los nuevos profesionales van a buscar un trabajo, quizás no les sea imposible conseguir el puesto pero es una desventaja” acota.
Barrancos señala al respecto que es tiempo que se cree un mecanismo de enseñanza del inglés de manera fácil y acelerada. “Hay que traer a Panamá métodos modernos buscando que la educación sea más cotizable”.
Asevera que en el ramo “oportunidades hay muchísimas, Panamá crece a un nivel que no permite ir al ritmo que requiere la industria”. Un punto en que insiste la educación es una prioridad, y desde ella orientar a los jóvenes hacia los espacios donde hay oportunidades “enamorándolos” de actividades en que puedan competir por sus ventajas comparativas.
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